La semana que acaba de terminar, la sección política de La Tercera se anotó dos aciertos que dejaron herido a El Mercurio.
El primero se dio el martes pasado, cuando lograron instalar en la pauta el aumento en la asignación para bencina que decretaron para sí mismos los diputados hace 3 semanas.
El tema había salido por primera vez el domingo pasado en el programa Estado Nacional (TVN) y luego replicado todo el martes en Cambio 21, pero fue a partir de la publicación de La Tercera que se generó el revuelo que ya todos vimos.
El acierto se sintió en El Mercurio, que al día siguiente intentó responder con otro tema igual de sabroso, pero que pasó inadvertido en medio de la polémica: el fondo de retiro con que los diputados cobrarán entre $14 y $46 millones cuando dejen sus cargos.
Pero el tema no encendió. Las imágenes de la sala de sesiones vacía, la de los diputados jugando a la pelota y la de los "colorines" devolviendo los $100 mil del bono en efectivo, se comieron la pauta de El Mercurio.
Ello fue tan evidente, que ni el propio el diario pudo sostener su tema al día siguiente -es decir, que no le hizo seguimiento-, y no sólo terminó plegándose a las noticias sobre el incremento del bono, sino que desperdició un buen tema sobre por qué los políticos están cada vez más lejos de los cuidadanos comunes y corrientes.
El otro acierto del diario de Copesa ocurrió el viernes, sólo 48 horas después del primero.
Y lo hizo a raíz de una publicación que el propio El Mercurio hizo el jueves: los pagos que realizó Codelco a un grupo de parlamentarios de la Concertación, entre ellos el PPD Jorge Insunza.
Pese a que El Mercurio consignó el dato, La Tercera le dio una vuelta de tuerca y descubrió que el año pasado Insunza -por entonces presidente de la comisión investigadora sobre Codelco- guardó silencio cuando parlamentarios de la oposición preguntaron si alguien de la instancia debía inhabilitarse por vinculaciones previas con la cuprera.
La presión del artículo obligó al parlamentario a acceder a la petición del UDI Alejandro García-Huidobro y ponerse a disposición de la Comisión de Ética de la corporación.
Podrá sonar un poco repetido y hasta obvio decirlo, pero lo sucedido esta semana es un reflejo más de la "guerra" que El Mercurio y La Tercera mantienen a diario por marcar agenda, aumentar su influencia y captar la preferencia del público y los avisadores.
Bien por la mantención leal de esa batalla, porque va en directo beneficio los lectores: mejora la entrega informativa, refuerza el poder de fiscalización de los medios respecto de las autoridades y amplia el horizonte para tener cuidadanos empoderados.
domingo, 24 de agosto de 2008
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